Artículo online - Publicado el 17-10-25

GIS

HACIA UN COMERCIO SIN DÓLARES

Por Bob Savic
Experto en comercio, sanciones y normativa.

El desarrollo de un sistema de pagos no occidental está cobrando impulso. La creciente influencia de los países decididos a desafiar el dominio de los sistemas financieros occidentales, particularmente la dependencia mundial del dólar estadounidense, puede dar lugar a una nueva red financiera que deje a Washington al margen.

El grupo BRICS, compuesto originalmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se ha ampliado significativamente en los últimos años para incluir a Egipto, Irán, los Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Indonesia. En conjunto, estas naciones representan aproximadamente el 45% de la población mundial y el 35% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial.

Su motivación para desafiar el dominio financiero occidental es multifacética. Incluye el deseo de una mayor soberanía financiera, una menor exposición a las sanciones de Estados Unidos y la promoción de un orden económico mundial multipolar. Un elemento central de este esfuerzo es el desarrollo de un sistema de pago BRICS que facilite las transacciones transfronterizas en monedas locales, reduciendo la dependencia del SWIFT y eludiendo el sistema financiero mundial dominado por Estados Unidos.

Sin embargo, semejante iniciativa enfrenta retos significativos, entre ellos las propias dificultades del bloque para coordinarse entre los Estados participantes, así como las amenazas del presidente Donald Trump, que se opone a los esfuerzos que socavan el dominio del dólar estadounidense.

MOTIVACIONES Y PROGRESOS

El dólar estadounidense ha sido durante mucho tiempo la principal moneda de reserva del mundo, representando casi el 60% de las reservas de divisas mundiales en 2024.

Sin embargo, los países del BRICS se han vuelto cada vez más recelosos de su dependencia del estatus del dólar, especialmente después de que Estados Unidos utilizara su poder financiero para imponer sanciones a Rusia e Irán. El congelamiento de las reservas extranjeras de Rusia tras la invasión de Ucrania en 2022 fue un recordatorio para los países de la mayoría global de los riesgos asociados a la dependencia de los sistemas basados en el dólar.

En respuesta, Moscú, Pekín y otros países afines han estado explorando el desarrollo de la iniciativa BRICS Pay para librarse de la dependencia del dominio financiero estadounidense. Se está diseñando como un sistema de mensajería financiera transfronteriza descentralizado que permite realizar transacciones entre los países del BRICS utilizando sus monedas nacionales.

Esto incluye cifrado, nodos de consenso distribuidos, autenticación multifactorial y la capacidad técnica para procesar hasta 20.000 mensajes por segundo.
Es importante destacar que no requiere comisiones obligatorias por transacción y se está desarrollando como un protocolo de código abierto, lo que garantiza que cada país pueda ejecutar su propio nodo sin perder la interoperabilidad con los demás. También busca integrar diversas plataformas nacionales que ya existen o se encuentran en desarrollo.

HECHOS Y CIFRAS

El Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS) de Rusia, el Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos (CIPS) y la red UnionPay de China, la Interfaz de Pagos Unificada (UPI) de India y el sistema Pix de Brasil constituyen la columna vertebral técnica y política de este enfoque. La interoperabilidad de estas plataformas es esencial para crear una infraestructura de pagos cohesionada liderada por los BRICS que pueda rivalizar con SWIFT en alcance y fiabilidad, aunque dentro de un bloque geográfico y político más limitado.

En octubre de 2024 se presentó en Moscú un prototipo de demostración de BRICS Pay, lo que supuso un hito técnico en el avance del proyecto. A pesar de ello, a mediados de 2025, el sistema sigue en fase de planificación y en sus primeras etapas piloto, con la esperanza de que se amplíe su despliegue operativo a finales de este año o en 2026. Los esfuerzos de integración avanzan lentamente, ya que los enlaces seguros entre el SPFS de Rusia y otros países solo se han implementado parcialmente, y aún queda mucho trabajo por hacer en cuanto a los protocolos de mensajería estandarizados y los marcos de ciberseguridad.

Actualmente, no existe un sistema de pago BRICS totalmente unificado. El SPFS de Rusia y el CIPS de China son las principales alternativas al SWIFT. El yuan digital de China y el real digital de Brasil sugieren un avance hacia las liquidaciones basadas en blockchain, que podrían incorporarse al marco BRICS. La expansión del BRICS para incluir países con grandes economías como Indonesia o sofisticados centros financieros extraterritoriales como los Emiratos Árabes Unidos abre nuevas oportunidades para los usuarios del sistema de pago BRICS.

OBSTÁCULOS TÉCNICOS Y DE INFRAESTRUCTURA

Los objetivos técnicos de BRICS Pay incluyen un procesamiento seguro y en tiempo real, el pleno cumplimiento normativo y el acceso mutuo sin interferencias de instituciones externas. Sin embargo, las profundas disparidades en materia de regulación financiera, movilidad del capital, normas contra el blanqueo de capitales y confianza política entre los Estados miembros siguen obstaculizando un progreso significativo.

Aun superados estos retos técnicos y políticos, los BRICS siguen enfrentándose al enorme obstáculo que supone el dominio arraigado del dólar estadounidense. El dólar no solo es la moneda más utilizada en el mundo para el comercio y las reservas, sino que también está integrado en la estabilidad institucional y los mercados de capitales líquidos de los que carecen actualmente los BRICS. No existe una política monetaria unificada entre los países no occidentales, ni un mercado de capitales compartido, ni un banco central único capaz de respaldar un sistema financiero colectivo de los BRICS, como la Reserva Federal respalda el ecosistema financiero estadounidense.

No obstante, los países del BRICS han comenzado a buscar enfoques alternativos que les permitan eludir gradualmente la dependencia del dólar. Una de estas estrategias es el uso cada vez mayor de las monedas locales en el comercio bilateral. Rusia, por ejemplo, informó en 2024 que el 90% de su comercio dentro del bloque BRICS se realizaba en monedas nacionales en lugar de dólares. China e India han firmado acuerdos comerciales en rupias y yuanes, y Brasil ha iniciado acuerdos similares utilizando su real.

Aunque estos avances son significativos, aún no suponen un ataque coordinado a la supremacía del dólar. Expertos de diversas instituciones financieras estiman que probablemente pasarán décadas antes de que exista una alternativa plenamente funcional y fiable al SWIFT o al dólar estadounidense, si es que alguna vez se logra.

Aun así, no se pueden subestimar las implicaciones geopolíticas de estos avances progresivos. El desarrollo de BRICS Pay no solo representa un proyecto tecnológico, sino también una medida deliberada para fomentar un orden financiero mundial multipolar.

COMPLICACIONES INTERNAS

La dinámica interna de los países del BRICS plantea importantes retos para la rápida implementación del sistema de pagos. Mientras que Rusia y China se han mostrado muy motivadas para reducir su dependencia del sistema financiero dominado por Estados Unidos, especialmente debido a las sanciones financieras y los controles a la exportación occidentales que les afectan principalmente, India, Brasil y Sudáfrica han adoptado tradicionalmente posiciones más cautelosas.

India, aunque entusiasmada con el comercio bilateral en monedas locales, ha calibrado cuidadosamente sus relaciones con las instituciones financieras occidentales y se ha mostrado cautelosa a la hora de alinearse plenamente con las posturas políticamente más asertivas adoptadas por China y Rusia.

Brasil, al igual que India, se ha mostrado pragmático. En lugar de impulsar una moneda común del BRICS, un concepto que se ha planteado en varias cumbres del BRICS pero que se ha aplazado repetidamente, se ha centrado en los sistemas de pago digitales interoperables, al tiempo que ha ampliado su plataforma nacional Pix. El economista Paul Krugman describió Pix como un modelo de innovación financiera democrática, pero este ha sido objeto de escrutinio por parte del sector financiero estadounidense, ya que las empresas de tarjetas de crédito y los bancos lo consideran disruptivo. Algunas investigaciones sobre Pix se consideran intentos con motivaciones políticas para socavar la creciente independencia del país en materia de tecnología financiera.

Sudáfrica también ha expresado en el pasado su preocupación por avanzar demasiado rápido hacia la desdolarización, advirtiendo que podría perjudicar las asociaciones económicas existentes y los flujos de inversión con Estados Unidos y Occidente en general.

DESAFÍOS POLÍTICOS DESDE WASHINGTON

La presión política desde Washington ha complicado la adopción de un sistema de pago BRICS. El presidente Trump ha lanzado múltiples amenazas de aranceles punitivos y sanciones económicas dirigidas directamente a los miembros del BRICS que participan en lo que él denomina iniciativas monetarias o de pago “antiestadounidenses”.

En una de sus declaraciones, el presidente Trump prometió imponer aranceles del 100% a cualquier nación que adoptara una moneda conjunta del BRICS, junto con un arancel adicional del 10% a aquellos países que introdujeran iniciativas que él considerara hostiles a los intereses de Estados Unidos. Estas declaraciones, aunque algunos las han descartado como grandilocuencia política, han tenido efectos tangibles. Han aumentado el riesgo político para los países que están considerando una mayor integración en BRICS Pay o en sistemas comerciales alternativos, y han suscitado duras críticas por parte de expertos en comercio internacional, que han advertido de que tales políticas podrían desencadenar una reacción contra el propio dólar.

Sin embargo, los retos políticos contra varios países del BRICS -como los aranceles estadounidenses del 50% a India por sus compras de petróleo ruso-, en lugar de tomar distancia, los han empujado a acercarse a la adopción de una nueva arquitectura financiera.

Estos acontecimientos han aumentado la sensación de urgencia en Nueva Delhi para considerar de forma más rápida y exhaustiva cómo reducir su dependencia de la economía estadounidense y del dominio financiero global de Estados Unidos. Como respuesta inmediata a los aranceles secundarios de Trump, el primer ministro Narendra Modi aprobó la compra continua de petróleo ruso con descuento por parte de las refinerías privadas del país. A finales de agosto, realizó su primera visita a China desde 2018, tras el violento enfrentamiento entre los ejércitos de ambos países en el Valle de Galwan en 2020.

Brasil también ha sido objeto de aranceles estadounidenses del 50%. El presidente Trump ha acusado al Gobierno brasileño de tomar medidas que perjudican a las grandes empresas tecnológicas estadounidenses. También ha declarado que el poder judicial brasileño está involucrado en una campaña con motivaciones políticas contra Jair Bolsonaro, expresidente brasileño, rival político del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y aliado de Trump. La respuesta del presidente Lula fue mantener una conversación telefónica el pasado 11 de agosto con el presidente chino Xi Jinping, que podría servir de trampolín para reforzar los lazos financieros, incluida la colaboración a nivel del BRICS para desafiar el poder económico estadounidense.

La reciente imposición por parte de Washington de aranceles del 30% a las exportaciones sudafricanas, los más altos para cualquier Estado africano, ha empujado al país a buscar medidas que le ayuden a limitar su exposición al poder financiero estadounidense, especialmente con sus socios del BRICS. Mientras tanto, Pretoria seguirá esforzándose por alcanzar un acuerdo comercial con la administración Trump para mitigar el impacto de los aranceles.

Si bien las diferencias internas dentro del grupo BRICS habían obstaculizado anteriormente la aplicación práctica de medidas para desdolarizar y buscar alternativas al dominio financiero estadounidense, ahora existe un estímulo significativo del interés político por reducir la dependencia del sistema financiero estadounidense. Como resultado, los Estados de la Mayoría Global (India, Brasil y Sudáfrica) parecen ahora más decididos que en el pasado a alinearse estrechamente con China y Rusia en la búsqueda de una arquitectura financiera global alternativa.

El enfoque ha virado de la ambiciosa meta de lanzar una moneda común del BRICS a objetivos más factibles: aumentar el comercio bilateral en monedas nacionales, fortalecer los sistemas de pago alternativos y construir lentamente el sistema de mensajería BRICS Pay para las transacciones entre bloques.

 

 

 

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