Artículo online - Publicado el 31-07-25

GIS

LAS OPCIONES DE EUROPA EN UNA GUERRA COMERCIAL

Por Karl-Friedrich Israel
Profesor visitante en la Universidad del Sarre, en Saarbrücken, Alemania. Trabajó como Profesor adjunto en el Departamento de Economía y Administración de Empresas de la Universidad Católica del Oeste en Angers, Francia, y como investigador postdoctoral en el Instituto de Política Económica de la Universidad de Leipzig, Alemania.

Ante el aumento de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y el mundo, la Unión Europea debe elegir entre reforzar el multilateralismo y diversificar el comercio o responder al proteccionismo con más proteccionismo y arriesgarse a la fragmentación. La historia, e incluso la actualidad, brinda valiosas lecciones al respecto.

Ante la escalada de las tensiones comerciales globales entre Estados Unidos y las principales economías del mundo, Europa se enfrenta a importantes retos para salvaguardar sus intereses económicos. La reciente propuesta del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer un arancel del 50% a las importaciones procedentes de la Unión Europea (UE) subraya la urgencia de que el bloque elabore estrategias eficaces [N. de la R.: El pasado 27 de julio, Estados Unidos y la UE alcanzaron un acuerdo que lleva el arancel al 15%].
Este informe describe tres posibles escenarios para Europa en el contexto de una guerra comercial y evalúa opciones estratégicas, como el fortalecimiento de las instituciones multilaterales, la diversificación de las alianzas comerciales, la reducción de sus propias medidas proteccionistas y el fortalecimiento de la resiliencia interna.

EL VALOR DEL COMERCIO INTERNACIONAL

El comercio internacional ha sido un pilar fundamental de la prosperidad europea de posguerra. Permite a los países especializarse en sectores donde tienen ventajas comparativas, fomenta la competencia, reduce los precios al consumidor e impulsa la innovación. Para la UE, el comercio representa alrededor del 35% de su Producto Interior Bruto (PIB), y millones de empleos están directamente vinculados a las exportaciones e importaciones. El acceso a los mercados globales ha impulsado el crecimiento económico de la UE, ha elevado el nivel de vida y ha impulsado el desarrollo industrial.

El comercio incrementa las economías de escala, permitiendo a las empresas reducir los costos por unidad de producción e invertir en nuevas tecnologías. Promueve la eficiencia al asignar recursos a sus usos más productivos e incentiva a las industrias nacionales a mejorar su rendimiento mediante la exposición a la competencia internacional. Para los consumidores, el comercio se traduce en precios más bajos, mayor calidad y mayor variedad, lo que contribuye directamente a su poder adquisitivo y a su bienestar general.

Las exportaciones son un motor fundamental del crecimiento. En la UE, sectores orientados a la exportación, como la automoción, la maquinaria y el sector farmacéutico, contribuyen significativamente al empleo y al gasto en I+D. La apertura comercial también atrae inversión extranjera directa, impulsando la formación de capital y el aumento de la productividad en todo el continente. Por lo tanto, el comercio contribuye al crecimiento de los salarios reales a largo plazo y mejora las condiciones económicas de la clase trabajadora, aunque pueden producirse pérdidas a corto plazo en sectores específicos.

Desde una perspectiva macroeconómica, el comercio apoya la sostenibilidad fiscal al ampliar la base impositiva a través del crecimiento económico. También fortalece la resiliencia económica, ya que las relaciones comerciales diversificadas pueden amortiguar el impacto de las recesiones regionales o sectoriales.

LOS COSTOS DEL PROTECCIONISMO

Si bien proteger las industrias nacionales puede parecer políticamente atractivo, la historia demuestra que el proteccionismo a menudo genera ineficiencia, aumento de los precios al consumidor y represalias. Un ejemplo notable es la Ley Arancelaria Smoot-Hawley de 1930 en Estados Unidos, que aumentó los aranceles sobre más de 20.000 productos importados. El resultado fue un colapso del comercio mundial y la profundización de la Gran Depresión.

Más recientemente, la guerra comercial entre Estados Unidos y China (2018-2020) sirve como ejemplo aleccionador. Los aranceles impuestos por la primera administración Trump a productos chinos por valor de cientos de miles de millones de dólares, y los aranceles de represalia de China, provocaron importantes disrupciones en las cadenas de suministro globales. Las empresas europeas se vieron atrapadas en el fuego cruzado: los fabricantes de automóviles alemanes se enfrentaron a mayores costos por los componentes fabricados en Estados Unidos, y las exportaciones agrícolas de la UE a China se vieron afectadas por los cambios en los patrones de demanda china. Estimaciones del Instituto IFO de Alemania señalan que el actual conflicto comercial podría reducir el crecimiento del PIB alemán en 0,3 puntos porcentuales este año.

Estos ejemplos demuestran que el proteccionismo puede tener graves efectos colaterales incluso cuando se dirige a terceros. Para la UE, las implicaciones son claras: mantener el libre comercio y resistir los impulsos proteccionistas son vitales para la estabilidad económica y la competitividad global.

EL DILEMA PROTECCIONISTA DE EUROPA

Si bien la UE se ha presentado durante mucho tiempo como defensora del libre comercio y el multilateralismo, ha adoptado cada vez más políticas proteccionistas. La Política Agrícola Común (PAC), por ejemplo, otorga subsidios sustanciales a los agricultores europeos, lo que a menudo distorsiona la competencia y limita el acceso al mercado para los exportadores agrícolas de países en desarrollo. Asimismo, el bloque mantiene aranceles externos elevados para ciertos productos alimenticios, textiles y calzado, áreas en las que las economías en desarrollo suelen tener una ventaja comparativa.

En los últimos años, la UE también ha introducido regulaciones que, si bien se presentan como medidas de sostenibilidad o seguridad, a menudo funcionan como barreras comerciales de facto. Por ejemplo, el Mecanismo de Ajuste Fronterizo de Carbono impone gravámenes a los bienes importados en función de su contenido de carbono, lo que genera preocupación entre las economías emergentes por la posibilidad de que se trate de una forma de proteccionismo verde. De igual manera, las iniciativas de autonomía estratégica, como los esfuerzos para localizar la producción de semiconductores, productos farmacéuticos y materias primas críticas, pueden reducir aún más la apertura a los mercados globales.

Además, el uso por parte de la UE de instrumentos de defensa comercial, como los derechos antidumping y las salvaguardias, ha aumentado en frecuencia y alcance. Estas medidas se emplean a menudo en respuesta a prácticas comerciales percibidas como desleales, pero también pueden servir a objetivos políticos internos.

A medida que aumentan las tensiones comerciales globales, Europa se enfrenta a una decisión crucial. Puede revertir sus propias medidas proteccionistas y dar el ejemplo revitalizando los mercados abiertos, o puede intensificarlas, respondiendo al proteccionismo con proteccionismo. Si bien esto último puede ofrecer beneficios políticos a corto plazo, conlleva el riesgo de fragmentación económica a largo plazo, disminución de la innovación y menor bienestar del consumidor.

UN PANORAMA COMERCIAL CAMBIANTE

El orden comercial liberal se encuentra bajo presión debido al aumento del proteccionismo y la coerción económica. Europa, profundamente integrada en la economía global, es particularmente vulnerable a estos cambios. El crecimiento económico de la UE ya se ha visto afectado, y la Comisión Europea ha rebajado su previsión de crecimiento del PIB para 2025 al 0,9%, citando los aranceles estadounidenses como un factor significativo. Europa dispone de varias respuestas estratégicas para prepararse y reaccionar ante las tensiones comerciales.

Europa atraviesa un período de mayor volatilidad comercial. Si bien es improbable que se produzca una guerra comercial a gran escala, el riesgo de fragmentación regional es relativamente alto. Es esencial adoptar medidas proactivas, como el fortalecimiento de las instituciones multilaterales, la diversificación de las alianzas comerciales y el fortalecimiento de la resiliencia interna. La estrategia más eficaz para Europa reside en una estrategia comercial flexible pero firme, basada en el multilateralismo y la autonomía estratégica. Si bien reducir el proteccionismo podría impulsar las perspectivas económicas a largo plazo, las persistentes tensiones diplomáticas con Estados Unidos podrían complicar este enfoque.

 

Este artículo ha sido publicado originalmente en Geopolitical Intelligence Services, el 4 de julio de 2025 (https://www.gisreportsonline.com/r/eu-trade-war-options/).

 

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